Apadrine un Vigilante…sale barato
El mercado laboral bajo mínimos, la
situación económica de espanto, digna de un best seller de Stephen King, los
salarios comprimidos al máximo, al igual
que las comidas espaciales en pastillas, y el sector de la seguridad privada… … … para ello ya no hay calificativo posible que indique como está el panorama… se han agotado.
que las comidas espaciales en pastillas, y el sector de la seguridad privada… … … para ello ya no hay calificativo posible que indique como está el panorama… se han agotado.
Un colectivo maltratado de profesionales,
vitales para la sociedad y para los ciudadanos, contempla como sus
responsabilidades crecen diariamente de manera desproporcionada en relación al
dinero percibido. Para colmo la última subida salarial pactada por los
sindicatos y la patronal en el famoso y publicitado Convenio Colectivo, una
especie de parto precioso de valor incalculable considerado como “miii tesssooroo”, cual vulgar
Gollum, por los representantes de los trabajadores.
Curiosamente, al igual que el anillo, ese
acuerdo ha sido destruido, pero no tras una serie de batallas épicas y
heroicas, donde los valores sublimes se imponen a las fuerzas oscuras, sino por
inanición, ya que mientras una de las partes firmantes, la patronal, aprovecha
la actual coyuntura económica para no cumplir el 4,4% de subida, después de
varios años en el que han tenido que sufrir un incremento salarial del… si van
a leer bien… 0%, la otra parte contratante, como dirían los hermanos Marx pero
desgraciadamente con menos gracia, los sindicatos, se dedican a peleas
estériles, sin sentido, alejados en ocasiones del sentir de sus propios representados,
y en ocasiones más empeñados en sacudir o afear conductas de sus homólogos,
para marcar diferencias y apuntarse “tantos”, que en buscar puntos de encuentro
para sumar voluntades y que los diferentes Comités de Empresa funcionen de
verdad.
Pero es que además, en esta historia en la
que están embarcados todos los profesionales de la seguridad privada, a
diferencia de lo que ocurría en el relato de Tolkien, lo tiempos futuros no son
nada halagüeños; todo lo contrario, ya que se ciernen nubarrones negros en
relación a sus condiciones de trabajo, porque en España hablar de las funciones
de un vigilante requiere paciencia, tiempo y capacidad de escucha porque aparte
de las propias de su cargo realizan también labores administrativas,
comerciales, de limpieza, mantenimiento, información, recadero y todas aquellas
que la imaginación del cliente pueda alcanzar. Para finalmente, curiosamente,
tener siempre la culpa de lo que pasa.
Que hay una ventisca del “copón” y parte de
la techumbre cae encima de un cliente, la culpa del vigilante que no estaba ahí
presente para retirar al caballero y sufrir él las consecuencias, no son tan
aguerridos y van de duros por la vida los “cuasi-policías” éstos, además que
para eso le pagan; o que un cliente se intoxica porque resulta que era alérgico
a los lácteos y no lo sabía…responsable, el “segurata” que se tenía que haber
fijado en el blanco de los ojos, indicativo, según la tonalidad, de la carga
viral que el organismo de una persona es capaz de tolerar en función de los
estímulos exteriores que la manipulación genética de la República de Madagascar
fue capaz de diseñar hace dos décadas… vamos la “reepera” como se dice por
aquí.
Y todo esto por un módico precio, si nadie
lo remedia, ya que ni las empresas ni las fuerzas vivas de los trabajadores,
los sindicatos, que sobre todo los fines de semana están más vivos que nunca a
la hora de disfrutar sus horas sindicales, parecen que estén por la labor de
poner soluciones; unos por omisión y otros pos sus zancadillas y luchas internas.
Al final quizá la solución pase por un tele-maratón en el que aparezca la
fotografía de un vigilante al borde del colapso y se indique bajo la imagen la
frase “Apadrine a un
Vigilante…sale barato”
Seguridadsemanal
No hay comentarios:
Publicar un comentario